Hay ciertos colores que, combinados, pueden transmitir sensaciones muy diferentes a cuando los observas por separado. Hoy nos transformamos en un espacio de inspiración donde combinar colores, fondos, texturas y formatos para conseguir crear cosas nuevas.

Empezamos juntando el rosa con el cobre. El rosa es un color emocional, influye en los transforma en amables, suaves y profundos. Simboliza el cariño, el amor, lo cursi o lo femenino. Y también aquello que es positivo, cortés, decoroso, infantil o inocente.

Por otro lado, el cobre ni siquiera es un color, sino un elemento químico muy dúctil y maleable que se esconde bajo el símbolo Cu y el número 29 en la tabla periódica. Su color es el de un rojo brillante y metalizado. Lo cobrizo simboliza añoranza, calor, ternura. Transmite esa sensación de respirar aires de otoño y sentirte en casa.

Ambos tonos parece que queden ausentes de maldad, y combinados ganan una doble intención. El rosa y el cobre pueden estar presentes en cualquier elemento de la vida cotidiana; desde los elementos decorativos de una habitación cualquiera hasta en el detalle de cualquier edificio. Esta mezcla provoca que te entren ciertas ganas de mirar.

¿Qué os inspiran a vosotros?

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